viernes, 25 de abril de 2014

Conde Lucanor: Ejemplo 26


 (De lo que contesçió al árvol de la Mentira)



Un día fablava el conde Lucanor con Patronio, su consejero, et díxole así:
-Patronio, sabet que estó en muy grand quexa et en grand roído con unos omnes que me non aman mucho; et estos omnes son tan reboltosos et tan mintrosos que nunca otra cosa fazen sinon mentir a mí et a todos los otros con quien an de fazer o de librar alguna cosa. Et las mentiras que dizen, sábenlas tan bien apostar et aprovéchanse tanto dellas, que me traen a muy grand daño, et ellos apodéranse mucho, et an gentes muy fieramente contra mí. Et aun creed que si yo quisiesse obrar por aquella manera, que por aventura lo sabría fazer tan bien como ellos; mas porque yo sé que la mentira es de mala manera, nunca me pagué della. Et agora, por el buen entendimiento que vós avedes, ruégovos que me consejedes qué manera tome con estos omnes.
-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que vós fagades en esto lo mejor et más a vuestra pro, plazerme ía mucho que sopiéssedes lo que contesçió a la Verdat et a la Mentira.
El conde le rogó quel’ dixiesse cómo fuera aquello.
-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, la Mentira et la Verdat fizieron su compañía en uno, et de que ovieron estado assí un tiempo, la Mentira, que es más acuçiosa, dixo a la Verdat que sería bien que pusiessen un árbol de que oviesen fructa et pudiessen estar a la su sonbra cuando fiziesse calentura.
Et la Verdat, como es cosa llana et de buen talante, dixo quel’ plazía.
Et de que el árbol fue puesto et començó a naçer, dixo la Mentira a la Verdat que tomasse cada una dellas su parte de aquel árbol. Et a la Verdat plógol’ con esto. Et la Mentira, dándol’ a entender con razones coloradas et apuestas que la raíz del árbol es la cosa que da la vida et la mantenençia al árbol, et que es mejor cosa et más aprovechosa, consejó la Mentira a la Verdat que tomasse las raízes del árbol que están so tierra et ella que se aventuraría a tomar aquellas ramiellas que avían a salir et estar sobre tierra, comoquier que era muy grand peligro porque estava a aventura de tajarlo o follarlo los omnes o roerlo las vestias o tajarlo las aves con las manos et con los picos o secarle la grand calentura o quemarle el grant yelo, et que de todos estos periglos non avía a sofrir ningunos la raíz.
Et cuando la Verdat oyó todas estas razones, porque non ay en ella muchas maestrías et es cosa de grand fiança et de grand creençia, fiósse en la Mentira, su compaña, et creó que era verdat lo quel’ dizía, et tovo que la Mentira le consejava que tomasse muy buena parte, tomó la raíz del árbol et fue con aquella parte muy pagada. Et cuando la Mentira esto ovo acabado, fue mucho alegre por el engaño que avía fecho a su compañera diziéndol’ mentiras fermosas et apostadas.
La Verdat metiósse so tierra para vevir ó estavan las raízes que eran la su parte, et la Mentira fincó sobre tierra do viven los omnes et andan las gentes et todas las otras cosas. Et como es ella muy fallaguera, en poco tiempo fueron todos muy pagados della. Et el su árbol començó a cresçer et echar muy grandes ramos et muy anchas fojas que fazían muy fermosa sonbra et paresçieron en él muy apuestas flores de muy fermosas colores et muy pagaderas a paresçencia.
Et desque las gentes vieron aquel árbol tan fermoso, ayuntávanse muy de buena mente a estar cabo de’l, et pagávanse mucho de la su sombra et de las sus flores tan bien coloradas, et estavan ý siempre las más de las gentes; et aun los que se fallavan por los otros logares dizían los unos a los otros que si querían estar viçiosos et alegres, que fuessen estar a la sombra del árbol de la Mentira.
Et cuando las gentes eran ayuntadas so aquel árbol, como la Mentira es muy fallaguera et de grand sabiduría, fazía muchos plazeres a las gentes et amostrávales de su sabiduría; et las gentes pagávanse de aprender de aquella su arte mucho. Et por esta manera tiró a sí todas las más gentes del mundo: ca mostrava a los unos mentiras senziellas, et a los otros más sotiles, mentiras dobladas, et a otros, muy más sabios, mentiras trebles.
Et devedes saber que la mentira senziella es cuando un omne dice a otro: «Don Fulano, yo faré tal cosa por vos», et él miente de aquello quel’ dize. Et la mentira doble es cuando faze juras et omenages et rehenes et da otros por sí que fagan todos aquellos pleitos, et en faziendo estos seguramientos, ha él ya pensado et sabe manera cómo todo esto tornará en mentira et en engaño. Mas la mentira treble, que es mortalmente engañosa, es la quel’ miente et le engaña diziendo verdat.
Et desta sabiduría tal avía tanta en la Mentira et sabíala tan bien mostrar a los que se pagavan de estar a la sombra del su árbol, que les fazía acabar por aquella sabiduría lo más de las cosas que ellos querían, et non fallavan ningún omne que aquella arte non sopiesse, que ellos non le troxiessen a fazer toda su voluntad. Et lo uno por la fermosura del árbol, et lo ál con la grand arte que de la Mentira aprendían, deseavan mucho las gentes estar a aquella sombra et aprender lo que la Mentira les amostrava.
La Mentira estava mucho onrada et muy preçiada et mucho aconpañada de las gentes, et el que menos se llegava a ella et menos sabía de la su arte, menos le preçiavan todos, et aun él mismo se preçiava menos.
Et estando la Mentira tan bien andante, la lazdrada et despreçiada de la Verdat estava ascondida so tierra, et omne del mundo non sabía della parte, nin se pagava della, nin la quería buscar. Et ella, veyendo que non le avía fincado cosa en que se pudiesse mantener sinon aquellas raízes del árbol que era la parte quel’ consejara tomar la Mentira, et con mengua de otra vianda, ovóse a tornar a roer et a tajar et a governarse de las raízes del árbol de la Mentira. Et como quier que el árbol tenía muy buenas ramas et muy anchas fojas que fazían muy grand sombra et muchas flores de muy apuestas colores ante que pudiessen levar fructo fueron tajadas todas sus raízes, ca las ovo a comer la Verdat, pues non avía ál de que se governar.
Et desque las raízes del árbol de la Mentira fueron todas tajadas, et estando la Mentira a la sombra del su árbol con todas las gentes que aprendían de la su arte, vino un viento et dio en el árbol, et porque las sus raízes eran todas tajadas, fue muy ligero de derribar et cayó sobre la Mentira et quebrantóla de muy mala manera; et todos los que estavan aprendiendo de la su arte fueron todos muertos et muy mal feridos, et fincaron muy mal andantes.
Et por el lugar do estava el tronco del árbol salió la Verdat que estava escondida, et cuando fue sobre la tierra, falló que la Mentira et todos los que a ella se allegaron eran muy mal andantes et se fallaron muy mal de cuanto aprendieron et usaron del arte que aprendieron de la Mentira.
Et vós, señor conde Lucanor, parad mientes que la mentira ha muy grandes ramos, et las sus flores, que son los sus dichos et los sus pensamientos et los sus fallagos, son muy plazenteros, et páganse mucho dellos las gentes, pero todo es sombra et nunca llega a buen fructo. Por ende, si aquellos vuestros contrarios usan de llas sabidurías et de los engaños de la mentira, guardatvos dellos cuanto pudierdes et non querades seer su conpañero en aquella arte, nin ayades envidia de la su buena andança que an por usar del arte de la mentira, ca cierto sed que poco les durará, et non pueden aver buena fin; et cuando cuidaren seer más bien andantes, estonçe les fallecerá assí como fallesçió el árbol de la Mentira a los que cuidavan estar muy bien andantes a su sombra; mas aunque la verdat sea menospreçiada, abraçatvos bien con ella et preciadla mucho, ca çierto seed que por ella seredes bien andante et abredes buen acabamiento et ganaredes la gracia de Dios porque vos dé en este mundo mucho bien et mucha onra para’l cuerpo et salvamiento para’l alma en el otro.
Al conde plogo mucho deste consejo que Patronio le dio, et fízolo assí et fallóse ende bien.
Et entendiendo don Johan que este exiemplo era muy bueno, fízolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assí:

Seguid verdad por la mentira foir,
ca su mal cresçe quien usa de mentir.

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